Ya había estado suficiente tiempo en la nieve, lo notaba en el entumecimiento que se empezaba a estender por mis dedos y manos, así que decidí ir a tomarme un chocolate caliente a una de esas confiterías que estaban en la calle de las dulcerías. Tardé en decidirme, pero al final entré en la más pequeñita pero con el mejor olor del mundo! Se llamaba 'Petit Croissant' y era una pequeña pastelería en la que hacían la bollería como los franceses, creedme riquisííísima! Así que desde aquí se la recomiendo a todo turista que vaya en invierno a Lugo.
Y que mejor forma de empezar el año que con nieve! Si ya lo decía el refrán: "Año de nieves, año de bienes"
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